Uno de mis primeros trabajos mientras estudiaba la carrera hace casi 10 años fue en un grupo de investigación de la universidad, que se enfocaba en la adaptación herramientas informáticas para personas en riesgo de exclusión social. En una palabra, accesibilidad.
Entre otras cosas hacíamos labores enfocadas a personas mayores, para enseñarles a usar herramientas tecnológicas que les ayudasen en el día a día: adaptadores de lectura, listas y recordatorios, y orientación con los primeros prototipos de GPS. Pensad que en aquel entonce estaban empezando a llegar los smartphones y con ello la enorme revolución de poder llevar un pequeño equipo informático en el bolsillo.
Lo que se ha avanzado desde entonces es impresionante, con el desarrollo en lo que hoy llamamos IoT (Internet Of Things) o “Internet de las cosas”: domótica (ordenador que controle la casa), smartbands que registran los pasos que damos o ritmos cardíacos, robots que hacen pequeñas tareas de cocina o limpieza de la casa. Y de repente te das cuenta de ese campo que curioseábamos en aquel entonces se ha convertido en un área de mercado cada vez mas prominente, pues la población de muchos países cada vez está mas envejecida o lo que los americanos llaman mas poéticamente “the grey dawn” (el amanecer gris). Escuchar a los representantes de diversas empresas de ese sector me produjo tristeza por varios motivos.
El primero vino por el consabido discurso que oímos cuando la robótica se va adentrar en nuevos sectores: se intenta convencer al personal del empleo en el que se hará disrupción de que las máquinas no les quitarán puestos de trabajo, sino que harán aquellas tareas que nadie quiere. ¿Cuidar de los mayores es una tarea que nadie quiere? Yo diría que mas bien es una tarea para la que podríamos no estamos capacitados en algunos casos y necesitamos ayuda de monitorización (por ejemplo casos de alzheimer o demencia), o una tarea para la que dadas las condiciones laborales que tenemos a día de hoy, con jornadas que se pueden alargar hasta horas insospechadas, directamente carecemos de tiempo material para ello. De hecho el segundo factor me parece clave de cara al envejecimiento de la población, pues la inestabilidad de sueldo y horario no son los mejores compañeros de cara a empezar una familia.
Lo segundo la delegación de monitorización mediante dispositivos y telemetría. Recordemos que el IoT son a fin de cuentas dispositivos tontos a los que se les puede engañar sin mucho esfuerzo, tal y como vemos en el cortometraje “uninvited guests”.
Esto me reafirma en 2 ideas:
- Es importante recordar que los dispositivos IoT deben ser una ayuda orientativa. Su función es ser un apoyo, no como unos grilletes. Además como se ve en el vídeo, son extremadamente fáciles de burlar. Se agradece una ayuda de monitorización, o los recordatorios, pero no son eficientes por sí solos.
- El factor humano sigue siendo insustituible porque el factor afectivo me parece absolutamente fundamental de cara a la salud tanto física como mental, pues la soledad y deshumanización pueden ser terribles. Aprovechad el tiempo con nuestros mayores, pues tienen mucho que contar y aportarnos.
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