Una de las cuestiones mas polémicas en la venta de libros electrónicos es el DRM. Estas siglas significa “Digital Rights Management” (“Gestión de derechos digitales”, un eufemismo de “limitación”, que queda mas bonito a la hora de vender).
¿Qué es el DRM?
Es un sistema que utilizan las tiendas de contenidos electrónicos que limita el acceso a lo que compramos. Adobe es la principal gestora de este servicio en temas de literatura.
“La mayoría de expertos de gestión DRM están de acuerdo en que los mejores sistemas de derechos combinan mecanismos de acceso de software y hardware. Al vincular los derechos de acceso directamente a las CPUs, discos duros u otros medios de almacenamiento del ordenador, los editores pueden controlar no sólo quién está leyendo la información sino también en qué dispositivo. Este nivel de protección es importante para los documentos altamente sensibles tales como documentos legales o de estudios privados de mercado, en los que la copia ilegal y el compartir los mismos podrían acarrear daños importantes”. – Fuente Adobe.com
¿Para qué sirve?
Sirve para que creadores de contenidos digitales controlen quién y cómo se accede a sus productos. Si me compré un libro para leerlo en Kindle, Amazon verificará mediante conexión a la tienda que lo estoy leyendo en mi Kindle y no en ningún otro dispositivo. Ahora que se extendió el servicio y también me permitiría leerlo en mi aplicación de Kindle para PC, pero siempre dentro de mi perfil de cliente. Si yo copiara el archivo, o se lo pasara a un amigo para que lo leyese, simplemente no podría. El DRM no permite el uso de ese archivo en otro dispositivo que no sea el mío.
¿Cuál es el problema?
Quienes se oponen ven una limitación al libre acceso a un producto adquirido legalmente, llamándolo “Digital Restrictions Management” (Control de Restricciones Digitales). Con el libro tradicional tenemos acceso ilimitado. Podemos prestarlo, venderlo o incluso copiarlo, si quisiéramos citar algún fragmento. El DRM evita esta posibilidad: los archivos están “atados” a un dispositivo electrónico con un número limitado de descargas y quizás, dentro de 20 años no podamos acceder al fichero, mientras que podemos heredar los libros de papel de nuestras familias.
¿Qué se dice a su favor?
Es cierto que la industria editorial tiene que vender libros para sostenerse. La idea de vender uno o dos ejemplares y después facilitar su copia sin ningún tipo de retribución para el autor ni el editor supondría un modelo con una fecha de caducidad muy próxima. El libro en papel de alguna manera limita la copia indiscriminada, porque la replicación supone una pérdida de calidad y una limitación física (hay que transportar el papel de un lado a otro). Algunos editores (por ejemplo, Tor Books), sin embargo, no creen que el DRM sea la respuesta, puesto que limita el uso al usuario que paga, mientras que el que obtiene la copia pirata posee un “producto superior”.
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